¡Bienvenidos, vampiros!


viernes, 28 de octubre de 2011

El Ausente duerme

Envuelto en velos de mortaja,
el vampiro.
En su catacumba
hay hedor a sangre coagulada
y en sus labios arde el sabor
de la última boca que besó.
¿Cuál será su deseo?
Un jardín en rojos claroscuros,
rojas flores bajo un rojo eclipse.
Sus dedos en éxtasis,
restañando una piel
como hecha de claveles suaves.
O tal vez sueñe
con su corazón temblando de amapolas,
con hachas filosas que brillan
bajo una noche de luna.
Acaso
entre esas brumas
deambule las calles de Venecia
discurra por Brujas,
o tiemble en una habitación de penumbras
ante un azogue
y una mujer desnuda.

Tantas veces
la lluvia a través de la ventana
le mostró
la belleza que nunca muere.
Pero sus ojos de miles de años
rezuman tinieblas.

Tal vez sea su sueño
el poder tenderse un día
a los umbrales del alba,
y sobre rasos
dormir para siempre. 

4 comentarios:

  1. ¡Qué lindo blog, Mariláu! Es hermosamente siniestro. Y qué linda mano se asoma en el perfil, junto a una copa de...¿vino? ¿sangre? Creo que el contexto lo dice.

    Besos,
    Javier.

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    Respuestas
    1. ¡¡¡Muchas gracias, Javier!!! Me alegro. :-))
      Beso muy grande

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  2. Es muy sensual. Me gusta mucho cómo desarrollás el poema y esto de trabajar con matices: primero estamos una catacumba, velo de mortaja, pero luego en sus labios arde la última boca que besó. Son muy caballeros tus vampiros, esa es una apreciación general de lo que te vengo leyendo, que contrasta muy bien con aquello de que hay que matarlos destruyendo su corazón justamente. Tenés muchos contrastes muy elaborados veo. No sé, se me ocurriría preguntarte cómo los hiciste, cómo fueron tus primeros borradores. Pareciera muy interesante el proceso.

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  3. ¡Gracias por tu lectura, Pablo! Tus comentarios son bien originales. ¡Me encantan!
    Bueno, para responder un poco a tu inquietud, en un primer borrador trato de escribir la idea general del poema. En este caso en particular, imaginar con qué soñaría yo si fuese un vampiro. Creo que el amor y la tragedia sintetizan mis temas favoritos a la hora de escribir. Y de esto se tratan, a veces, los grandes contrastes: el amor y la tragedia son inseparables, se van alimentando mutuamente. A mis vampiros siempre les queda un resto de feroz humanidad que no pueden matar, y que los termina matando a ellos. Un poco la vieja idea de que toda belleza trae consigo un reverso oscuro. Busco que mis poemas sean delicados, y a la vez sórdidos. Porque no hay otra cosa que pueda salir de mi corazón. Si este gran contraste lo logro, ya me doy por satisfecha.
    Un gran abrazo.

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