Cambia,
cambia de
derrotero la luna,
invisibles sus
alas
al viento de la
galaxia.
Imposible
descifrar el secreto
que le cierra
sus ojos en plenilunio.
Imposible
penetrar en el misterio de la niebla
que acecha desde
las grutas de su mármol.
Se la invoca
como Luna del Lobo
Luna de la
Nieve, del Cuervo y de la Hierba.
Luna de la
Siembra y del Trueno.
Luna del Maíz,
de la Cosecha, del Cazador.
Pero tales
honores son en vano:
basta un soplo
de la noche,
para que ella
entonces naufrague
en los oleajes
del cielo.
Luna helada,
fanal de las
largas tinieblas:
llegará el
amanecer
en que te
convertirás en mi sudario.
¡Oh, vendrán
fantasmas a mi cripta!
¡Mi cuello, mis
manos, mis piernas
devendrán mármol
bajo tu luz!
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